EL HUERTO DE LA ELIPA
NOS CUENTA CURIOSIDADES
CÓMO LOS ÁRBOLES SE
COMUNICAN ENTRE ELLOS
Suzanne Simard, es profesora en la Universidad British
Columbia.
Una sabia mujer de los bosques, científica rigurosa y con una
humildad que dan ganas de admirar.
“Los
árboles se comunican. Usan su propio método de comunicación. Los árboles no son
individuos creciendo por su propia cuenta con el fin de ser el más exitoso. Más
bien, son parte de una red que está en constante interacción, y en donde la colaboración
es lo primordial.”
Los responsables de esta colaboración son las
redes de micorrizas, es decir la
simbiosis entre los hongos y las raíces de las plantas. Esta conexión, que
también se conoce como la red de Hartig, permite el intercambio de nutrientes,
agua y carbono con y entre las especies vegetales a las que están conectadas.
Los hongos son seres misteriosos, unos
incomprendidos con diversas funciones ecológicas. Entre ellos, existen
parásitos, levaduras y saprofitos, encargados de descomponer la materia
orgánica (algunos tan voraces que son capaces de digerir la madera); y los
simbióticos, las micorrizas. Durante
su evolución, estas criaturas de la tierra optaron por colaborar con las
plantas para obtener a cambio azúcar y energía, proveniente de la fotosíntesis
de la planta. Micorriza, (mico= hongo,
riza= raíz) es la asociación simbiótica entre una raíz y las hifas del hongo,
que se reconocen y encuentran en el suelo, tras un sofisticado intercambio de
señales. La mayoría de las personas no lo sabe, pero los hongos pueden ser
enormes organismos (el más grande y viejo del mundo, con 8.650 años y cubriendo
más de 10 km2 de extensión bajo el bosque).
Las micorrizas son conocidas desde hace
décadas, pero no fue hasta hace poco que comenzó a comprenderse la complejidad
e importancia del rol que implica una red
de micorrizas en los ecosistemas forestales. Se comienza a hablar de red
cuando un hongo se conecta a las raíces de dos o más plantas, formándose así un
puente de comunicación entre ellos. Esta conexión permite que, a través de
avenidas subterráneas exclusivas, señales y nutrientes sean traspasados de
planta a planta.
Este fenómeno revoluciona y desafía
notablemente la preponderancia de la competencia en la evolución, sugiriendo la
colaboración como factor primordial en la supervivencia de plantas y hongos. Un
flujo compartido, mediado por gradientes de recursos (desde una fuente a un
sumidero). Es decir, desde donde hay más recursos hacia donde escasean. Todo el
bosque actuando como un solo organismo mediado por la red de micorrizas.