jueves, 21 de marzo de 2019


EL HUERTO DE LA ELIPA
NOS CUENTA CURIOSIDADES

CÓMO LOS ÁRBOLES SE COMUNICAN ENTRE ELLOS


Suzanne Simard, es profesora en la Universidad British Columbia. 
Una sabia mujer de los bosques, científica rigurosa y con una 
humildad que dan ganas de admirar.


Los árboles se comunican. Usan su propio método de comunicación. Los árboles no son individuos creciendo por su propia cuenta con el fin de ser el más exitoso. Más bien, son parte de una red que está en constante interacción, y en donde la colaboración es lo primordial.”

Los responsables de esta colaboración son las redes de micorrizas, es decir la simbiosis entre los hongos y las raíces de las plantas. Esta conexión, que también se conoce como la red de Hartig, permite el intercambio de nutrientes, agua y carbono con y entre las especies vegetales a las que están conectadas.

Los hongos son seres misteriosos, unos incomprendidos con diversas funciones ecológicas. Entre ellos, existen parásitos, levaduras y saprofitos, encargados de descomponer la materia orgánica (algunos tan voraces que son capaces de digerir la madera); y los simbióticos, las micorrizas. Durante su evolución, estas criaturas de la tierra optaron por colaborar con las plantas para obtener a cambio azúcar y energía, proveniente de la fotosíntesis de la planta. Micorriza, (mico= hongo, riza= raíz) es la asociación simbiótica entre una raíz y las hifas del hongo, que se reconocen y encuentran en el suelo, tras un sofisticado intercambio de señales. La mayoría de las personas no lo sabe, pero los hongos pueden ser enormes organismos (el más grande y viejo del mundo, con 8.650 años y cubriendo más de 10 km2 de extensión bajo el bosque).

Las micorrizas son conocidas desde hace décadas, pero no fue hasta hace poco que comenzó a comprenderse la complejidad e importancia del rol que implica una red de micorrizas en los ecosistemas forestales. Se comienza a hablar de red cuando un hongo se conecta a las raíces de dos o más plantas, formándose así un puente de comunicación entre ellos. Esta conexión permite que, a través de avenidas subterráneas exclusivas, señales y nutrientes sean traspasados de planta a planta.

Este fenómeno revoluciona y desafía notablemente la preponderancia de la competencia en la evolución, sugiriendo la colaboración como factor primordial en la supervivencia de plantas y hongos. Un flujo compartido, mediado por gradientes de recursos (desde una fuente a un sumidero). Es decir, desde donde hay más recursos hacia donde escasean. Todo el bosque actuando como un solo organismo mediado por la red de micorrizas.