“LA VOZ DE LOS OTROS VECINOS”
Resulta curioso que
dentro del distrito de Ciudad Lineal (¡el del Jamón!) se localicen las 3 instalaciones
más importantes dentro del sector funerario de Madrid: Tanatorio de la M-30,
Cementerio de la Almudena-Civil-Hebreo y crematorio.
Dos de estos
elementos, el mal llamado cementerio de Ntra. Sra. de la Almudena y el
Crematorio municipal, se encuentran en uno de los 9 barrios del distrito: El
barrio de Ventas. Compartiendo barrio y límite está la zona de La Elipa y el
cementerio más castizo de Madrid: La Necrópolis del Este
La Elipa, ese
señorío, que allá por 1212 fue bautizado por Miguel Ximénex de Luján como
PHELIPA DE VARGAS, en honor a su mujer, es conocido en los madriles por ser el
único barrio de Ciudad de Lineal que mantiene sus tradicionales fiestas (se celebran
en el mes de septiembre) y por contar con una Asociación de vecinos “muy viva”
que ha logrado reivindicaciones tan importantes como llevar el Metro al barrio de
la Elipa, ¡¿será por la fuerza de la Dragona de su parque?!
Este madrileño
barrio de la Elipa celebra sus fiestas junto a la necrópolis más grande de
Europa, “La vida se celebra junto a la muerte”
Pero mi cometido no
es hablar de La Elipa, sino de su vecino, del “otro barrio”, el que tiene
censados casi el mismo número de “habitantes” que la propia ciudad de Madrid:
nuestra necrópolis, la NECRÓPOLIS DEL ESTE.
Todos los pueblos,
cuentan con su cementerio. Por Ley deberían de ser de carácter municipal y ser
propiedad de sus ayuntamientos, aunque en realidad son muchas las localidades
donde su cementerio, por distintos motivos, lo dirige “y se lo beneficia” la
iglesia católica.
Mucho podremos
hablar de los cementerios, -yo prefiero llamarlos necrópolis-, desde sus
“habitantes”, a la arquitectura funeraria, su simbología, su patrimonio
natural, histórico, artístico, cultural….Desde estas líneas y en próximos
números los iremos conociendo, principalmente
a nuestro centenario vecino: LA
NECRÓPOLIS DEL ESTE”.
Traspasar el
pórtico de entrada de nuestra necrópolis es adentrarse en la otra ciudad de
Madrid, es viajar del presente al pasado. En unos casos para recordar a seres
queridos con tristeza por su perdida, en otros con la alegría y el honor de
haber convivido con ellos, cada persona tiene su particular concepto de duelo.
Respetando su función
principal, la de darnos última morada, los cementerios son mucho más. Son un
preciado legado de nuestros antepasados. Escrita en piedra podemos leer la
historia de nuestro País a través de sus habitantes y sus historias, en nuestra
necrópolis, por ser el cementerio de la capital, podemos encontrar a nuestros
antepasados más representativos en todos los sectores de nuestra sociedad.
Por nombrar a
algunos de “nuestros vecinos” más conocidos: 2 Premios Nobel españoles: Vicente
Aleixandre y Ramón y Cajal; 3 de los Presidentes de la I Republica Española: Pi
Margall, Estanislao Figueras, Nicolás Salmerón; músicos y cantantes como Lola
Flores, su hijo Antonio, Cecilia, Joaquín Turina…; artistas como Lina Morgan…;
escritores como Pio Baroja, Pérez Galdós, Dámaso Alonso…; importantes políticos
de “todos los colores”: Pablo Iglesias, Tierno Galván, Calvo Sotelo, Millán
Astray…; deportistas, toreros, pintores, arquitectos, inventores, empresarios,
héroes de guerras, victimas de trágicos sucesos, famosos de la sociedad rosa…
Un lugar donde
“abajo” conviven personas de todas las ideologías, razas, religión y opinión,
aunque “arriba” quedan algunas heridas abiertas y mucho trabajo que realizar en
pro de la reconciliación y Memoria Histórica, laicismo y libertad de expresión.
Pasear por la
Necrópolis del Este es recorrer una enciclopedia al aire libre, respirando la
paz de sus 120 hectáreas llenas de su centenaria vegetación propia, donde se
pueden admirar verdaderas joyas arquitectónicas en sus panteones y preciosas
esculturas, algunas bellezas de autores anónimos y otras obras de artistas reconocidos
como Benlliure. Un lugar que nos llenará de emociones al conocer las miles de
historias que sus lapidas nos pueden relatar, embargándonos de sensaciones y apartándonos
conocimientos.
Nuestra Necrópolis
del Este es un legado muy valioso poco conocido pero abandonado durante muchas
décadas por las instituciones. Es necesaria una urgente protección que lo
conserve para futuras generaciones. Por ello, la Asociación Cementerios solicito en 2016 el reconocimiento la misma
como Bien de Interés Cultural.
Conocer esta Necrópolis,
la más grande de Europa, es importante para cualquier persona que se precie de
conocer nuestra historia, nuestra cultura y nuestro arte.
“Ellos y ellas”
merecen ser visitados, conocidos y
protegidos, para esta humilde cronista será un honor guiarles en visitas
virtuales desde estás paginas.
Paloma
Mª García-Zúñiga
“Cronista
de cementerios”
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