Hace
unos pocos meses, pareciera ayer mismo, que un buen grupo de vecinos,
vecinas, padres, madres y jóvenes recorríamos la Avenida de Marqués
de Corbera, con aquellas pancartas a lo alto en las cuales se podían
leer distintas reivindicaciones, todas con el mismo objetivo, y a
nosotros, todos, en la misma dirección: Porque
el deporte base esté al alcance de los vecinos y vecinas del barrio.
Para
entonces llevábamos ya unos meses inmersos en una campaña
reivindicativa, defendiendo el deporte base, y exigiendo que los
equipos barriales, como el Unión Elipa, tuvieran acceso a unas
instalaciones deportivas que pertenecen al barrio por derecho, pero
que por decreto están en manos de otros, una empresa como Palestra,
cuyos intereses no son más que el beneficio económico. Solo había
que observar el estado de las instalaciones para darse cuenta de que
los niños en este caso no son lo prioritario para Palestra, y solo
revisar el pliego de condiciones para ver que Palestra no solo no lo
cumple sino que además no dejó nunca de poner trabas a los equipos
barriales, en este caso al Unión Elipa. Era algo tan evidente que
quien no se diese cuenta era porque no quería y aún así fue
necesario denunciarlo y gritarlo a toda voz.
Y
aquí es donde entran todos aquellos y todas aquellas que han
luchado, gritado, salido a la calle, recogido firmas, hablado con
vecinos, amigas, familiares, repartido octavillas, pegado carteles,
presionado a la Junta, presionado a Palestra... en definitiva han
estado allí para defender nuestros campos y el derecho a poder
acceder a estos.
Cuando
Palestra hace unos días aceptaba las condiciones que exigíamos, y
daba horas de campo en horarios asequibles para los niños del Unión
Elipa, no se reflejaba la “buena voluntad” de esta, sino que se
trataba de una victoria tras una lucha ardua en la que han estado
implicados AVV, entrenadores del Unión Elipa, padres, madres,
vecinos, vecinas, jóvenes... Todos, cumpliendo un papel bajo la
misma lucha, en la misma dirección y con las mismas
reivindicaciones, haciendo imposible que no se consiguiera nada.
No
olvidemos, sin embargo, que esta victoria no es definitiva. Los
campos siguen siendo de Palestra y hasta que los campos no sean de
los vecinos y las vecinas de La Elipa no pararemos, sabiendo ya que
si queremos algo tendremos que pelear nosotros mismo por ello,
juntos. Seguiremos dando caña porque, sí, la lucha sigue y nosotros
seguimos, seguimos y seguimos, aprendiendo de nuestros logros y
nuestros errores, avanzando hacia nuestro objetivo final. Nosotros
luchamos y a un barrio que lucha unido no le queda más remedio que
la proeza de continuar luchando hasta vencer, defendiendo lo que es y
debería ser de todas.
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