GATOS
CALLEJEROS: LA IMPORTANCIA DEL CONTROL DE SUS COLONIAS.
El año 2016 marca
un punto de inflexión en nuestra comunidad autónoma, con respecto al control de
la población de gatos. La Ley 4/2016 de Protección de los Animales de Compañía
de la Comunidad de Madrid, protege su
bienestar y prohíbe abandonar, molestar o dañar a los animales, bajo sanción tipificada.
Es el Ayuntamiento
de Madrid, a través de Madrid Salud, quien ha implantado un nuevo procedimiento
de control de las colonias felinas, para la mejor gestión de las poblaciones
callejeras, a través del llamado CES
(capturar, esterilizar y soltar). Renunciando a la gestión directa
municipal, para dejarlo en manos de voluntarios.
Para estar
autorizado en el control de una colonia de gatos, se necesita contar con un
carnet que proporciona el consistorio después de realizar un curso formativo.
Las obligaciones como gestores son:
- Compromiso de capturar y llevar a esterilizar
o castrar a los gat@s para evitar
camadas indeseadas y los problemas derivados de los periodos de celo.
- Mantener las zonas de alimentación, cuyo pienso corre a cargo del voluntario,
limpias estando permitido dejar pienso y agua.
- Controlar sanitariamente a todos
los gatos de la colonia.
- Buscar consenso y participación vecinal
- Por parte del
ayuntamiento, se encargará de la esterilización
y marcado electrónico (chip).
A pesar de que este
procedimiento supone un gran avance en
materia de protección animal, los gestores de las colonias reivindican que no es suficiente. Las largas listas de
espera que existen para la castración del felino, supone en muchos casos el
desembolso económico por parte del gestor. Otro problema importante, es el desconocimiento de los vecinos del
funcionamiento de las colonias controladas, que acaban en amenazas e incluso en
llamadas a la policía.
Se necesita que se
de a conocer esta labor legal a las
comunidades de vecinos mediante charlas o documentación impresa de la gestión
ética de las colonias. Hay que informar
de sus innumerables beneficios y respaldar el trabajo de los gestores/autorizados.
La media de vida de
un gato callejero es de 3 a 5 años, dependiendo de la zona. Una vez que se
captura y castra, al felino se le corta
la punta de la oreja para identificarlo y evitar volver a capturarlo. Y seguirá manteniendo las calles limpias de
roedores e insectos.
Por último,
resaltar el amor de los voluntarios
a estos maravillosos animales a los que regalan su tiempo, y que como recompensa
se llevan su cariño y respeto. Sólo para hacerles un poquito más fácil la dura vida callejera.